Estos días, hemos visto un esquema que se va a repetir mucho en la nueva época política:
1. Pedro Sánchez se va a Jerusalén a darle la mano a un genocida que está asesinando 100 niños palestinos por día; algo que perfectamente podría haber hecho José María Aznar.
2. Como le dice a Netanyahu un poquito más que lo que le han dicho otros líderes internacionales, aunque no haya tomado absolutamente ninguna medida concreta para parar el genocidio, la progresía te cuenta unánimemente que estamos nada menos que ante Nelson Mandela. Por su parte, la "nueva izquierda" se divide entre dos posiciones: (A) silencio absoluto o (B) efectivamente, Pedro Sánchez es Nelson Mandela; vota PSOE.
3. La derecha mediática junto con la derecha política empiezan a gritar unánimemente que las tímidas palabras de Sánchez en Jerusalén, desprovistas de ninguna acción efectiva, son equivalentes a ser un terrorista de Hamás. Esto acrecienta la sensación de que, a lo mejor, sí que estamos ante Nelson Mandela si los reaccionarios se ponen así con él. Incluso nos lleva a sospechar que podríamos estar ante el Che Guevara.
El resultado político de todo esto es evidente. Si Pedro Sánchez colma completamente nuestras expectativas, entonces, ¿para qué hace falta que exista ningún otro partido a la izquierda del PP? "El verdadero adversario de los reaccionarios es el PSOE y, por lo tanto, vota PSOE."
Por eso es tan necesario que haya una voz en la política que diga que ir a darle la mano a un genocida al mismo tiempo que no se toma ninguna medida concreta para pararle los pies es blanquearlo. Porque es verdad y porque hace falta un proyecto político diferente del PSOE para que la gente trabajadora de nuestro país pueda seguir soñando con un horizonte ilusionante en el cual los límites de lo que se puede hacer no vengan marcados de antemano por EEUU, por los grandes poderes económicos, por los medios de comunicació…
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[2023-11-25 12:31 UTC]