Esta enfermedad tan generalizada del anticapitalismo español tiene raíces históricas también remotas y en el franquismo pero se debe sobre todo a la mentira antifranquista. Esa mentira fundacional hizo de España una democracia falsa en la que la verdad ha sido sistemáticamente perseguida y marginada.
El pecado original de la transición es esa mentira colectiva, el grotesco antifranquismo impostado de una sociedad que, por cobardía y comodidad, valga la redundancia, se negó a sí misma el inmenso mérito nacional colectivo del desarrollo alcanzado bajo el régimen de Franco. Que llevó a España desde condiciones trágicas, con esfuerzo general y prácticamente sin ayuda, a cotas de considerable prosperidad y autoestima.
A quienes han vivido siempre bajo un régimen cuyo axioma fundamental consensuado es una mentira -muy evidente para las generaciones que conocieron una dictadura que cada vez lo era menos y conocen una democracia que nunca lo ha sido- les cuesta un mundo reunir el coraje suficiente para dar el salto a la defensa de la verdad que por definición es minoritaria.
Esa es nuestra tragedia y nuestra condena actual por esa mentira que nos hizo tolerantes hacia todo lo intolerable. De ahí que en España la crisis de Occidente, desde el hundimiento de la natalidad al desprecio de los valores de la civilización, sea más brutal aun que en otros lares.
La batalla por la verdad es por ello hoy la guerra sin cuartel contra el poder delincuente que desmantela los escasos mecanismos democráticos y está instaurando, por medio de un golpe de Estado, un régimen que se anuncia liberticida y totalitario.
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[2023-12-31 09:58 UTC]