La democracia funciona así.
Los parlamentos aprueban leyes, de buena o mala calidad, y con intereses más o menos generales... o espúrios.
Los jueces las aplican a casos concretos, reales, después de interpretarlas. En decisiones revisables.
Ser demócrata exige aceptar ambas.
RT @PoderJudicialEs: El magistrado Pablo Llarena considera que los hechos no encajan en el delito de desórdenes públicos y que la reforma legal ofrece “un contexto cercano a la despenalizac…
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