Ayer me encontré con Virginia Woolf (y otros extraordinarios amigos), paseando por Bruselas. La cuestión es que ella y su obra perdurarán por siempre, mientras que sus tristes y mediocres censores se instalarán, olvidados, en el cubo de la basura de la historia. https://n.respublicae.eu/i/web/status/1674352764539863040 https://t.co/fgekpQySNr
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